La fórmula

Asisto con horror, cansancio y hastío a la retahíla de promesas electorales que crecen en primavera conforme se acerca la cita con las urnas.

Los gobernantes prometen bajar los impuestos si les votamos ¿por qué nos los bajaron durante su mandato? Los aspirantes quieren convencernos de lo imposible ¿se creen que somos marionetas? Políticos… ya engañaron a los electores en Grecia y, tras obtener el poder, se han visto retratados.

¿Es posible concurrir a unas elecciones sin prometer nada que no se pueda cumplir? Yo creo que sí. Hay una fórmula: prometer sólo lo que está al alcance de tu mano. La transparencia, la honestidad y la capacidad ejecutiva. Trabajar desde el consenso, pero dejando de lado la especulación. Y sobre todo, no tratar al menorquín como una marioneta.

Basta ya de utilizarnos cada cuatro años como un porcentaje para dejar que nuestra isla se desangre a cambio del bienestar de unos pocos. Las marionetas para las fiestas.

El futuro de Menorca está más que nunca en el aire. En la capacidad de nuestros ciudadanos para poder moverse libremente sin tener que pagar precios abusivos, en su capacidad para acceder a un empleo digno que les permita desplazarse sin ser ciudadanos de tercera.

No teman que nos quedaremos mucho tiempo en nuestra isla porque es el mejor lugar del mundo para vivir. Pero esa es nuestra elección. No la imposición de un sistema viciado que sólo se preocupa de nosotros cuando suenan las trompetas preelectorales. Nosotros podemos mover los hilos que rigen nuestro destino. Hagámoslo.